#112. No te Bajes del Autobús. Sin Interacción Humana no Hay Nada. ¿Quieres Cosas? Toma las Riendas
No Solo Suerte - 15 marzo 2025
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Soy Rafa Sarandeses y esto es No Solo Suerte: un cocktail de 3 ingredientes para ayudarte a hacer flexiones con el coco y ser cada día mejor en lo tuyo.
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1. No te Bajes del Autobús
En junio de 2004, solo 4 años después del escarceo de nuestro querido Joe Mauro con el mundo de las punto.com, el fotógrafo Arno Minkkinen daba un discurso de graduación en el New England School of Photography.
En ese discurso hablaría de su teoría para tener una buena carrera como fotógrafo, aplicable también a cualquier carrera profesional, incluso una que se desarrolla en varios campos.
Es la teoría de la estación de autobuses de Helsinki.
Minkkinen lo explicaba así:
“En el centro de Helsinki hay una plaza con una veintena de plataformas dispuestas en forma de cuadrado. En cada plataforma, un cartel indica los números de los autobuses que parten desde allí. Los números podrían ser algo así como: 21, 71, 58, 33 y 19. Todos los autobuses comparten la misma ruta durante al menos un kilómetro desde la salida de la estación, haciendo paradas en intervalos regulares.”
Luego continuó:
“Ahora bien, hablando metafóricamente, imaginen que cada parada de autobús representa un año en la vida de un fotógrafo. Es decir, la tercera parada equivaldría a tres años de actividad fotográfica. Así que, digamos que llevas tres años trabajando en estudios en platino de desnudos. Llamémoslo el autobús 21.
Llevas esos tres años de trabajo al Museo de Bellas Artes de Boston y el curador te pregunta si conoces los desnudos de Irving Penn. Resulta que su autobús, el 71, iba por la misma ruta. O decides presentar tu obra en una galería en París y te sugieren echar un vistazo al trabajo de Bill Brandt, del autobús 58. De repente, te das cuenta de que esos tres años de esfuerzo se parecen mucho a algo que otros ya hicieron antes.”
Entonces, te bajas del autobús, coges un taxi—porque la vida es corta—y regresas corriendo a la estación buscando una nueva plataforma.
Esta vez, decides crear fotografías a color de personas tumbadas en la playa, tomadas desde una grúa elevadora. Pasas tres años en ello, gastas una fortuna, y presentas tu trabajo. Pero de nuevo escuchas lo mismo: ‘¿No has visto el trabajo de Richard Misrach?’ Si por el contrario elegiste invertir años en fotografías en blanco y negro de palmeras mecidas por el viento, alguien te dice: ‘¿No conoces las obras de Sally Mann?’
Así que, una vez más, te bajas del autobús, coges el taxi y regresas a la estación buscando otra plataforma. Y así pasa toda tu vida profesional: siempre mostrando un nuevo trabajo, siempre siendo comparado con otros.”
¿Cuál es la solución?
Un poco más adelante en el trayecto, cuenta Minkkinen, las rutas de los autobuses de Helsinki comienzan a divergir, y cada línea toma un rumbo único hacia destinos completamente distintos. Es entonces cuando el fotógrafo encuentra su "visión" personal.
La solución, según Minkkinen, es simple: “quédate en el autobús. Quédate en el maldito autobús.”
Continúa Minkkinen:
“Los autobuses que salen de Helsinki siguen la misma línea, pero solo por un tiempo—quizás un kilómetro o dos. Luego comienzan a separarse, cada número tomando su propio destino único.
Es la separación lo que marca toda la diferencia. Una vez que, a lo largo del tiempo, comienzas a ver la diferencia entre tu trabajo y el de aquellos que tanto admiras—por eso elegiste esa plataforma al principio—es cuando emprendes realmente tu camino propio.
De repente, tu trabajo empieza a llamar la atención. Ahora trabajas más por tu cuenta, marcando aún más la diferencia entre tu obra y lo que te influenció. Tu visión despega. Y a medida que pasan los años y tu trabajo se acumula, no pasará mucho tiempo antes de que los críticos se interesen mucho, no solo por lo que diferencia tu obra de la de Sally Mann o Ralph Gibson, sino también por lo que hiciste al comenzar.”
De hecho, acabas poniendo en valor toda la ruta del autobús. Las impresiones que hiciste hace veinte años comienzan a venderse a precios premium. Al final del trayecto toda tu producción está ahí, frente a ti: las primeras (supuestas) imitaciones, los avances, los altibajos, las obras maestras finales, todas con el sello de tu visión única.”
La originalidad es un resultado, no un requisito
Este post está dedicado a todos esos profesionales que empiezan hoy sus carreras profesionales. Los que piensan que empiezan en un camino lleno de barro, con surcos trillados por otros desde hace décadas. Los que sienten que entran en una rueda de hamster que les recibe girando a 200 km/h.
El impacto que todos ansiamos tener en nuestra carrera tarda tiempo en llegar. Y es el resultado de la convergencia de experiencias, fortalezas personales y una red de contactos en un propósito: en resolver ese tipo de problemas que nos apetece resolver. Una confluencia que capitaliza por la magia del interés compuesto, y que nadie te regala nada más llegar.
Porque lo normal es empezar nuestra vida profesional en un terreno pisoteado por muchos otros antes. Gente como Vera Wang, Mike Moritz o Toto Wolff saben bien de lo que hablo.
Todos hemos empezado en trabajos más o menos formulaicos, pero el tiempo acaba siempre por hacer un triaje interesante, diferenciando 1) a los que siguen fieles a su autobús, 2) los que vuelven una y otra vez a la plataforma, y 3) a los que directamente no salen de ella nunca - atenazados por miedo a tener un accidente.
Seguro que conoces a gente en los tres grupos.
¿Qué es “quedarte en el maldito autobús”?
Quedarte en tu autobús es llegar a la última parada de la línea y darte cuenta de que quedas tú solo.
Es liderar una carrera profesional en la que te conoces y te eres fiel - es decir, conoces cómo aportas valor, e inviertes en ello a saco, sin renunciar a lo que te hace diferente - y en la que confías en ti mismo, poniéndote a jugar en contextos que pueden sacar, a cada etapa de tu vida, lo mejor de ti.
Quedarte en el maldito autobús es desarrollar una carrera en la que priorizas esas dos cosas en cada decisión de carrera que tomas, año tras año, para así ir mejorando gradualmente tu fórmula mágica de la Coca-Cola, esa que todos llevamos dentro y que no se parecerá nunca a la de ningún otro.
Hacerlo requiere confianza, visión de largo, y paciencia. Porque no es fácil quedarse en el autobús de uno mismo. No es fácil llegar al final de la línea y ver que se baja poco a poco todo el mundo.
Es más fácil caer en el error de comprar la fórmula de otros, o directamente no querer destacar o tomar riesgos. Porque como dijo en su día Sylvia Plath, "es una tremenda responsabilidad ser uno mismo. Es mucho más fácil ser otra persona o no ser nadie en absoluto."
2. Sin Interacción Humana no Hay Nada
En 2014 co-fundé un banco de inversión en Africa, ThirdWay Partners.
De las más de 30 personas que reclutamos en los siguientes 5 años, solo lanzamos 2 procesos formales de contratación.
El resto fueron contrataciones espontáneas:
Gente valiosa que nos encontramos por el camino en diferentes proyectos, y que nos inspiró para crear posiciones que no teníamos; o bien,
Profesionales que se nos acercaron proactivamente para convencernos de que podían ayudarnos a llegar a nuestros objetivos mejor y más deprisa.
Si tu estrategia para conseguir trabajo consiste en mandar CVs a discreción, te aconsejo que dejes de hacerlo hoy mismo. Los datos no mienten: solo el 5% de los que priorizan ese enfoque consigue trabajo.
¿Por qué? Porque hay dos verdades poco discutibles:
1. La gente prefiere trabajar con gente en la que confía; y
2. No existe una oportunidad profesional o de negocio que no requiera de la interacción entre dos personas (¡somos así de básicos!).
Por eso, el 80% de las oportunidades profesionales no están en ningún portal. Están en el mercado oculto: en la cabeza de los directivos y en las de su círculo cercano.
Por eso estos directivos acaban contratando a gente que ya conocen, a profesionales que se les acercan y les inspiran, o a gente que les referencia su red cuando lo necesitan.
Así que, antes de mandar 100 CV, pelea por tener 20 conversaciones de calidad con gente que te pueda acercar a esas oportunidades ocultas.
Porque el “hack revolucionario” del siglo XXI para vender (y para venderte) es algo muy antiguo: hablar con la gente. Desarrollar con miras de largo plazo un vínculo de confianza a través del cual fluyan las oportunidades.
Recuérdalo: nuestra capacidad para cultivar relaciones de confianza con otros serán, hoy y siempre, habilidades en las que una máquina podrá hacernos poco la competencia.
3. ¿Quieres Cosas? Toma las Riendas
"La mayoría de la gente nunca descuelga el teléfono y llama. Y eso es lo que separa a la gente que consigue hacer cosas y la gente que sueña con hacer cosas"
- Steve Jobs
"Si tomas riesgos y afrontas tu destino con dignidad, no hay nada que puedas hacer que te haga pequeño; si no te arriesgas, no hay nada que puedas hacer que te haga grande. Nada.
Y cuando te arriesgas, los insultos de esas personas pequeñas, las que no arriesgan nada, son similares a los ladridos: no puedes sentirte insultado por un perro."
- Nassim Taleb (Antifrágil)
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Hace poco me preguntaron en un congreso, "¿quién es tu competencia?", y dije "nadie, yo mismo", y también "Podcasts hay muchos gratis, por qué cobras por lo tuyo" y dije "lo mío no es un Podcast, es una TV". Al emprender, es VITAL ser auténtico, uno mismo, esto ayuda primero a que tu oferta sea "única" y que te cueste menos el esfuerzo del trabajo que conlleva, porque actúas de forma natural. E igualmente importante ser Original, entender el mercado y las tendencias, pero ver más allá, subirte al bus, y acumular capital de carrera y dejar que el interés compuesto actúe.
La metáfora del autobús me ha hecho reflexionar mucho sobre algunas decisiones que debo tomar profesionalmente. Mi virtud o problema (según se mire) es que se me tiende a dar bien casi cualquier cosa que me propongo. Mi insaciable curiosidad me lleva a buscar constantemente respuestas parciales y algunas universales, siempre dirigidas por el pragmatismo. Mi transversalidad manifiesta y a veces dispersora, me hace tratar de conectar constantemente dominios a priori no relacionados. Todo ello me mantiene en una superficialidad adaptativa que me impide profundizar excesivamente en cualquier cuestión, ya sea por aburrimiento o por eficiencia cognitiva. Podría decirse que padezco la falacia del coste hundido pero de ámbito generalizado. A veces me animo pensando que quizás la evolución a fomentado la diversidad de patrones, líneas y perfiles como fórmula de asegurar la supervivencia de la especie. Mientras me aclaro, creo que voy a reflexionar en qué línea me vale la pena seguir para algunas cuestiones, y en cuáles me tengo que bajar para otras. Porque digo yo que la vida es muy compleja como para pensar en un solo autobús!!!